jueves, 9 de julio de 2009

Dos por Dos.

Dos por dos
Me gustas cuando duermes. No es que tus palabras no me toquen, como dijo el poeta, es que te siento tan segura, tan libre, tan bella que miraría tu respirar un siglo, ahí sentado frente ti contemplando el bit de tus latidos tic, tic, tic, tic, no como reloj tic tac, más bien a un ritmo de dos por dos, un ritmo perfecto para hacer una canción. Por eso me gusta cuando duermes porque es como no vivir, es como parar de pronto el tiempo y vivir un espacio atemporal y sin lugar, hiperterrenal sería la palabra correcta, más allá del tiempo, con los ojos cerrados, con los labios juntos y el cabello enmarañado en tu rostro sin máscaras, sin palabras, sin sonrisa, así nada más.
Es que te he visto en el mar, en la oficina, en un barco y siempre eres la misma esa sin la que no viviría, pero casi siempre prefiero verte dormida, con las pestañas caídas los párpados tranquilos, el seño de paz, el rítmico respirar y la cabellera castaña, por qué? no lo sé o quizá si lo sé, así es como quiero verte en la plenitud de la paz, encerrada en esa vida nocturna que dicen es como una muerte pequeña, donde no importa la bolsa, el dólar, el trabajo, el abandono, el desamor, la guerra, un sueño que es como dejar de existir por unas horas, revelarse a la vida y entregarse a la muerte confiando que no llegue nuestro barquero. Me gustas tanto que imagino una piedra de jade justo en tus labios como un beso eterno que se posa en tu vida y se diluye con el tiempo hasta hacerse parte de ti. Me gustas tanto que desearía besar tus labios hasta mirar tus pupilas para dormir contigo esa eternidad o para perderme en la intensidad de tu mirada.

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