viernes, 22 de octubre de 2010

SENCILLITO Y CARISMÁTICO


Por Antonio De Marcelo Esquivel.
Este compa llegó a nuestro país desde las pampas argentinas, pero un trío de ratas coludas de esas que deambulan por la Central Camionera del norte le hicieron el favor de cambiarle de dueño la lana que traía para gozar de la comida y paisajes mexicanos, así que ahora se ha tenido que conformar con la comida que reparten en albergues capitalinos, no tiene donde asearse y menos dinero para regresar a su país. Lo entreviste fuera del periódico La Presa, donde se manifestaba en contra de sus autoridades y aunque ellos le dijeron que no lo podía hacer, pues lo hizo; Con los pinches cien pesos que le dio el "che" cónsul de su nación pintó una cartulina y ahí esta exhibiendo a su país que le afirma no tener presupuesto para llevarlo de nuevo a su natal Argentina, "no llores por mi" quizá le pide, pero el si llora por volver a ver a su familia. Dijo que allá se dedicaba a la metalurgia, acá le decimos menos pomposamente herreros, que juntó su dinero para unas vacaciones y por la evidencia estas ya se alargaron, sin que pueda siquiera trabajar para juntar la plata, porque la ley se lo impide, así que pronto no será más que otro indigente como muchos que andan por la calle, con la diferencia que este che tiene acento sencillito y carismático, así que quizá un día lo miren por ahí en su andar para juntar landa y marcharse a casa.

miércoles, 13 de octubre de 2010

NADA ME VOY A LLEVAR CUANDO ME MUERA




Antonio De Marcelo Esquivel.
El despertador sonó a las 07:00 mi celular a las 08:00 y el otro despertador a las 08:30, por fin tuve que dejar la cama y darme un baño con agua fría para terminar de despertar. Por mi me hubiera quedado en la cama, pero la orden de trabajo en la redacción de La Prensa era clara 11:00 Palacio de Minería foro Democracia y Estado, con la presencia de Carlos Slim. La verdad ni me inmuté, uno siempre anda del tingo al tango teniendo conferencias con personajes de la vida pública mexicana, ¿y eso qué? Hay que hacer una nota y seguir viviendo. Alguna vez si me emocionó estar tan cerca del hombre más rico del mundo, incluso hasta me quería tomar una foto con él, creo que fue en la navidad por ahí del 2004 o 2005, pero ni me tomé la foto y solo le vi de lejos en esa fiesta donde van artistas, personajes de la política y por supuesto un chingo de reporteros con la esperanza de llevarse alguno de los regalos navideños que rifa su gente de prensa. Recuerdo que esa vez me llevé un multifuncional que terminó en casa de mi hermana sin ser usado. En fin que ahora llegue al diario para dejar mi mochila y solo me llevé la cámara, algunas hojas, pluma y mi grabadora, por si acaso. Iba a meterme al metro, para salir en Allende, pero el día era soleado y se antojaba caminar, así que me paré en la esquina me comí una quesadilla de chicharrón aprensado, una gordita con papas, lechuga salsa y queso sin crema y mi chesco de coca cola, claro el desayuno perfecto de un reportero. Ya comido me fui por la avenida Hidalgo del lado de la Alameda pase por atrás de Bellas Artes y atravesando Lázaro Cárdenas llegue al Palacio de Minería, ese donde está una piedrota como de metal que dicen es un meteorito. El tal Carlos Slim, dueño de TELMEX, aunque haya dicho que no, no estaba aún, así que anduve por ahí saludando a los camaradas de otros diarios, a mis cuates de prensa del Instituto Federal Electoral y en pocas palabras pendejeando nada más. Estando ahí se me antojó un cafecito pero los meseros me mandaron a la chingada, que porque no podían servir hasta que llegara el receso, ni modo, les iba a mentar la madre, pero pensé que finalmente ellos también son empleados, que les pagan por obedecer, así que me fui del otro lado y le pedí el café a una edecán, de esas señoritas bien buenas que contratan para adornar el lugar y dizque apoyar la logística, la verdad ni creí: primero que me hiciera caso, y la otra que le dieran mi café, pero para mi sorpresa me trajo el café y hasta galletitas, que ni me acabé porque anunciaron el panel donde estaría Carlos Slim, así que tomé algunas fotos y me fui cerca de una bocina, creí que daría una buena nota, pero la verdad es que me decepcionó hizo una digresión sobre la transformación del estado y luego ante las preguntas de una bola de resentidos sociales que le cuestionaron tener tanto dinero se limitó a decir: “nada me voy a llevar cuando me muera”, que la pobreza no se soluciona regalando 400 o 500 dólares o él lo haría y que la pobreza la usan los políticos demagogos. Luego terminó el panel y claro los reporteros se arremolinaron para entrevistarlo y ni nos peló, lo esperamos en otra puerta pero sus guaruperros nos dijeron que ni madres y lo mismo salió dizque hablando por teléfono y se marchó sin responder a las preguntas, dejándonos con un palmo de narices y preguntándonos ¿quién se cree, el dueño de México?