martes, 14 de julio de 2009

EN EL UMBRAL.

EN EL UMBRAL.

Y SENTÍ EL GOLPE DE PECHO
SOLO DE RECORDAR QUE EXISTES.
LA SANGRE AGOLPADA EN EL CORAZÓN.
LA DESESPERACIÓN DE NO TENERTE.
PERO NO QUIERO NADA CON FANTASMAS.
NO QUIERO UNA COSTUMBRE DE SOMBRAS
QUE HUMEDECEN SUS NOCHES EN PALABRAS.
POR ESO TE INVOCO TANTO.
INCORRUPTIBLE NI MORTAL.
PARA MI QUE ACABARÉ SIN EL PLACER
DEL ARREPENTIMIENTO
SIN SIQUIERA HABER PROBADO DE TI.
QUE NO ME CANSÉ DE ROBARTE
MOMENTOS DE NADA.

YA DESDE ANTES ME DOLÍAS Y LO SABÍA.
PERO ME AFERRÉ A TU EXISTENCIA
Y DESGASTE MIS DÍAS EN PRISIONES
LUEGO QUE CAÍ POR MIS CREENCIAS.
HOY LA PUNZADA ME LLEGA POR MOMENTOS
AUNQUE CASI YA NO DUELE.
ES COMO ESOS GOLPES DE SANGRE
QUE NOS HACEN LLEVAR LA MANO AL PECHO.
QUE NOS OBLIGAN A CERRAR LOS OJOS
DIOS NO QUIERO MORIR.

AUNQUE EN EL FONDO DESEO QUE TODO TERMINE,
QUE DE UNA VEZ POR TODAS ME LLEVE LA TRISTEZA.

Antonio de Marcelo julio 2009

jueves, 9 de julio de 2009

Dos por Dos.

Dos por dos
Me gustas cuando duermes. No es que tus palabras no me toquen, como dijo el poeta, es que te siento tan segura, tan libre, tan bella que miraría tu respirar un siglo, ahí sentado frente ti contemplando el bit de tus latidos tic, tic, tic, tic, no como reloj tic tac, más bien a un ritmo de dos por dos, un ritmo perfecto para hacer una canción. Por eso me gusta cuando duermes porque es como no vivir, es como parar de pronto el tiempo y vivir un espacio atemporal y sin lugar, hiperterrenal sería la palabra correcta, más allá del tiempo, con los ojos cerrados, con los labios juntos y el cabello enmarañado en tu rostro sin máscaras, sin palabras, sin sonrisa, así nada más.
Es que te he visto en el mar, en la oficina, en un barco y siempre eres la misma esa sin la que no viviría, pero casi siempre prefiero verte dormida, con las pestañas caídas los párpados tranquilos, el seño de paz, el rítmico respirar y la cabellera castaña, por qué? no lo sé o quizá si lo sé, así es como quiero verte en la plenitud de la paz, encerrada en esa vida nocturna que dicen es como una muerte pequeña, donde no importa la bolsa, el dólar, el trabajo, el abandono, el desamor, la guerra, un sueño que es como dejar de existir por unas horas, revelarse a la vida y entregarse a la muerte confiando que no llegue nuestro barquero. Me gustas tanto que imagino una piedra de jade justo en tus labios como un beso eterno que se posa en tu vida y se diluye con el tiempo hasta hacerse parte de ti. Me gustas tanto que desearía besar tus labios hasta mirar tus pupilas para dormir contigo esa eternidad o para perderme en la intensidad de tu mirada.

El Chapulin

De Johnny Walker y como ponerle en la madre a una relación.

Por Antonio De Marcelo Esquivel.
Dejamos los libros en el piso, la ropa, los zapatos, las chamarras y no hicimos el amor, nos metimos entre la sábana solo para estar ahí, juntos, muy juntos como si quisiéramos quedarnos así para siempre; claro nadie se hubiera imaginado en la escuela que Brenda y yo estaríamos en un hotel barato cuando debiéramos estar en clase de Literatura Mexicana con la Osuna; se llamaba Mariana Osuna, pero le llamábamos la Osuna, quizá por alguna suerte de odio, la verdad es que ni me acuerdo por qué de aquella mala vibra, solo que le decíamos la Osuna como si de esa manera le restásemos personalidad a su estatus de profesora y la relegásemos al estadio de una más en aquella facultad de Filosofía y de snobs, que a cada paso decían un pendejada más, en cierto modo Mariana no decía pendejadas, más bien era como esas personas que se aprenden tantas cosas de memoria y parecen una biblioteca que poco se les entiende. Quizá es por ello que Brenda y yo preferíamos aquellas escapadas al Centro Histórico solo para caminar entre edificios, casonas y coches hasta encontrar nuestro locus amenus, casi siempre era un café, una banca de parque, un iglesia, un banqueta, una cocina económica, aunque invariablemente terminábamos en el primer hotel de paso que se nos ponía enfrente, eso que decíamos era mejor para aprender la literatura que las insufribles horas de clase, bueno cada quien lee como puede; ella y yo preferíamos desnudar nuestros cuerpos, yo no sé si el alma o el espíritu más bien creo que eso es una mamada, nos encuerábamos para estar cómodos, para coger, para sentirnos, para mirarnos, para maltratarnos, para burlarnos de nosotros mismos y como siempre al final terminar haciendo el amor como si en ello nos fuera la vida. Luego o antes leíamos a Charles Bukovski, ese jodido alemán que solo puede estar en dos lugares tomando whisky o drogándose y tirándose a una puta. Entonces abríamos la botella de Johnny Walker y tomábamos derecho como los grandes, la verdad es que sabía de la chingada, pero hacíamos esfuerzos por tragar aquella madre hasta el final, yo no sé por qué las mujeres aguantan tanto, o si es que a ella no se le notaba el pedo, porque yo terminaba hasta la madre de borracho. A veces quedábamos exhaustos en aquella cama que no era nuestra y así abrazados dormíamos horas hasta que alguno abría los ojos y decía –puta madre es tardísimo, ella porque debía llegar a casa para ayudar a su madre y yo porque tenía que entrar a trabajar así que nos parábamos en chinga a buscar cada quien su ropa y por lo general a gritarnos como si el otro fuera responsable de las cosas del otro –no mames donde pusiste mis calzones, pásame los zapatos préstame tu cepillo, de peinar por supuesto, bueno que si hubiera sido el dental seguro nos lo habríamos entregado, así éramos uno y el otro libres y a la vez dependientes de nosotros mismos al grado de hacer escenas de celos y luego reclamar con aquel dejo de:
-No mames mes estás celando, claro para responder luego
-Ni madres por mi puedes darle las nalgas a quien se te dé la gana, bueno en mi caso, en el suyo decía
-A mi me vale madres a quien te andes cogiendo, es tu bronca, ya te dije que en este barco estamos mientras no haya pedo porque si un día vale madre yo saltaré primero como las ratas.
Eso de verdad me partía la madre, me dolía pero con aire de suficiencia decía:
-Por mí puedes largarte a la chingada si quieres ahora mismo, en el fondo no quería que se fuera nunca, es más, si por mí hubiera sido le hubiera gritado a todo mundo: –me ando cogiendo a esta vieja, no por el hecho de tirármela propiamente, sino por aquella cercanía que teníamos, por defender lo que en el fondo hacía propio, que era ella misma, no sé, de alguna manera marcar mi territorio como los perros, una forma de hacer sentir mi presencia en su vida, cosa que nunca hice por temor a sus aires de suficiencia y a que ella sentaba nuestra relación en aquella libertad de no ser ni siquiera de nosotros mismos, estaba cansada de los novios tiranos y los celos enfermizos, de un agente de ventas que la esperaba frente a su casa todas las noches únicamente para decirle que la amaba y que sería su perro si ella así lo deseaba, pero al que respondía con mis frases: – Debías tener un poco de dignidad y marcharte a casa, a ver si aprendes a respetarse a ti mismo.
Por ello es que la dejaba ser, incluso de pronto desaparecía de su vida uno, dos o tres días o una semana, una manera de darle respiro a la relación, de sentir que podía vivir sin ella que podía prescindir de ir tomar Jonny Walker, de leer a Bukovsky, de beber en su vientre, de viajar por entre sus largas piernas, de hundirme en su cabellera, de beber sus labios, de cabalgar en su ser, de respirar su aroma de creer que para siempre no es mucho tiempo.

Abraza la oscuridad
La confusión es el dios
la locura es el dios
la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte.
La agonía puede matar
o puede sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.
no olvides las aceras,
las putas,
la traición,
el gusano en la manzana,
los bares, las cárceles
los suicidios de los amantes.
aquí en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hermano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.
La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas
no hay dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes
mantente alejado de dios
permanece angustiado
deslízate.
Charles Bukowski:

Mi compadre Manuel recién desempacado del Norte

domingo, 5 de julio de 2009

Una piel que se instala en mi pensamiento.

Antonio De Marcelo Esquivel.
No sé por qué tengo que escribir de mujeres que han quedad en mi pasado. A veces me gustaría escribir de quien está en mi presente, pero no es lo mismo, tal vez es que su naturaleza humana las hace tan reales que se rompen las palabras cuando tocan su presencia, que mis pensamientos se hacen añicos y requieren un proceso de sanación que vaya más allá de sus besos y sus desplantes.
Es como una recuperación del pasado en presente que se antoja eterno porque sus gemidos casi siempre retumban en mi cabeza, sobre todo en esas noches de insomnio cuando busco restablecer la temperatura corporal.
No es que muera por volver, pero siempre parece ser mejor el pasado que el presente, porque en el tamiz de lo que quedó renuevo mis votos de pobreza y mi esencia tan animalesca.
Yo por supuesto ahora no soy yo, soy ese que fue y que se quedó atrapado en el pasado, un yo que recupero por instantes cuando mi conciencia me permite ver que casi nada en la vida es para siempre.
Dicen que hay dolor en mi alma, que lloro por las noches y que en mis ojos hay tanto pasado que me pesa caminar al futuro, pero no creo esas patrañas, menos cuando avanzo por las calles entre peatones a quienes no les importa mi vida ni me importa la suya.
En fin, que ese es otro cantar. Me senté a escribir esto porque de pronto vino a mi mente su voz, yo hubiera querido que llegara completa como esas buenas transmisiones de televisión en vivo y a todo color, pero tengo una memoria tan mala que simplemente no hay ni siquiera pedazos de sus ojos en mis pensamientos llega poco a poco.
A veces cuando hago un esfuerzo en mis manos aparecen retazos de su piel y entonces dejo mis palmas abiertas como queriendo tatuar su poros dérmicos en mis dedos, aunque invariablemente desaparecen como si fuera una de esas telas que se resbalan dócilmente.
Casi ya no digo su nombre porque presiento que es como desgastarlo hasta que un día simplemente se me olvide y ya no tenga ni su nombre, ni su olor, ni su boca ni sus palabras.
Prefiero cerrar los ojos y dejar que mis sentidos la lleven de ida y vuelta justo hasta el punto cuando siento sus besos y en mi cabeza retumban sus carcajadas que miles de veces me chocaron tanto por surgir justo cuando hacíamos el amor.
Yo no sé qué pasaba, ella era seria, hasta podría decir que enojona con su mirada adusta cuando mis actos le parecían extraños, sonriente cuando menos se esperaba y violenta, tan violenta que me dolía ser violento con ella, sobre todo porque era consciente que ella me llevaba en ese camino.
Luego era explosiva, tan explosiva que podría volar un edificio, claro ahora puedo decir que me daba miedo esos arranques, aunque siempre pude controlarlos y llevarlos a un estadio donde lográbamos cumplir el pacto de serenidad que da un abrazo silencioso.
Lo que nunca pude controlar eras esos espasmos de risa, carcajadas mientras me miraba con esos ojos húmedos que me daban la sensación de quererla.
Es evidente que me desconcentraban sus carcajadas, así que debía cerrar los ojos y bloquear el sistema auditivo centrándome en su piel de la cual no hablaré, solo puedo decir que a veces viene a mi mente como esos parientes lejanos que un día vienen a dar un saludo, solo espero que como ello no se instale en mi vida, ella es cosa del pasado.